Cinco cosas que ya no existen gracias a internet y los smartphones


En un capítulo de la famosa serie de televisión “Cómo conocí a vuestra madre” uno de los personajes, Barney Stinson le dice a Ted Mosby: “¿Qué esperas? ¿Conocer a una atractiva agente de viajes mientras lees el periódico en una librería? Todas esas cosas han dejado de existir.”

Si bien el personaje interpretado por Neil Patrick Harris exagera, no se puede negar que desde que existen Skyscanner, Kindle y periódicos online muchas personas hemos dejado de ir a agencias de viajes o de comprar periódicos y libros en formato físico. La transformación digital ha creado muchos nuevos modelos de negocio y formas de relacionarnos los unos con los otros, pero también han eliminado muchos otros. A continuación enumeramos cinco cosas que han caído en desuso desde que contamos con smartphones y con internet.

  • El walkman y el diskman. Durante los años 80 y 90, tener un walkman era la mejor opción para poder escuchar música en los viajes o haciendo deporte, y los poseedores de diskman provocaban miradas de envidia. Sin embargo, la llegada de los mp3, de las plataformas de música como Spotify o Tidal y de los smartphones relegaron a los antiguos reproductores de música al fondo de un cajón.
  • Las libretas de ahorros. Hace no tantos años, no era extraño que frente a un cajero se formaran colas de personas que querían actualizar su libreta para estar al corriente de sus últimos movimientos o para comprobar si se les había ingresado la nómina. Hoy, y hasta el rumoreado día en el que deje de existir el dinero físico, la mayoría de la gente que utiliza los cajeros lo hace para sacar efectivo, y pocos clientes de entidades bancarias son capaces de recordar el lugar exacto donde vieron su libreta por última vez. ¿La mía? Creo que está en el mismo cajón que mi antiguo walkman.
  • Las enciclopedias. La Larousse, la Espasa, la Salvat, la Planeta… una casa no era una casa si no tenía una gran enciclopedia a la que la familia acudía cuando surgía una duda académica, tanto en Educación Primaria (o EGB) como en Doctorado. Cayeron en desuso cuando los ordenadores domésticos se popularizaron, ya que muchos incluían el programa Encarta, la enciclopedia virtual de Microsoft que agilizaba la búsqueda de información y suponía un ahorro tanto de espacio como de dinero (¡aunque la primera versión costaba cerca de 350!) Finalmente, Encarta también cayó en el olvido ante el auge de Wikipedia y Google.
  • Los videoclubs. ¿Recordáis la rabia que daba cuando por fin podías alquilar esa película por la que habíais esperado tanto tiempo y el usuario anterior no la había rebobinado? Esta sensación hoy en día ha evolucionado a la frustración sentida ante un anuncio a mitad de una película, un sonido o unos subtítulos mal sincronizados, o una conexión lenta que no nos permite ver a gusto el último capítulo de Juego de Tronos.
  • Las linternas en casa. En mi casa el mayor temor era que se fuera la luz y que nadie encontrara la linterna para poder ir hasta el cuadro de luces sin peligro de chocarse con nada ni de caerse por las escaleras. Hoy, gracias a la linterna que incluyen casi todos los smartphones el único miedo es que salten los plomos y que ninguno de nosotros tenga batería en el móvil.