La oratoria como enseñanza


“Para este cuatrimestre, tenéis que preparar un trabajo que deberéis exponer en clase”. A algunos eVerythinkers nos temblaban las piernas cuando, durante los años de universidad, algún profesor pronunciaba esas palabras. La simple idea de tener que hablar delante de 100 compañeros hacía que se nos cerrara el estómago hasta el punto de no cenar la noche anterior a la exposición (vale, quizás en esto hemos exagerado un poco, que en eVerythink somos de buen comer).

El caso es que, después de 50 exposiciones y de la experiencia en medios y agencias, terminábamos por hacer callo y nos acostumbrábamos a hablar en público. Sin embargo, adquirir esa destreza no es solo esencial para los que trabajamos en el ámbito de la comunicación.

En el colegio, nos enseñan a leer y a escribir, hacemos cientos de redacciones a lo largo de nuestra etapa escolar, pero nadie nos da pautas sobre cómo comunicar de manera oral: saber argumentar, utilizar de manera adecuada las pausas y los silencios, dar énfasis a ciertas palabras… incluso matizar los gestos y el tono de voz, que suponen el 97% de lo que percibe el receptor cuando le hablamos, frente al 7% de las palabras que pronunciamos. Por suerte, en España son cada vez más frecuentes los concursos escolares de debate. Y, en países como Estados Unidos, los estudiantes de secundaria tienen la posibilidad de elegir Oratoria como asignatura optativa.

Está claro que la experiencia que dan los años ayuda, y mucho, pero imaginemos lo útil que sería que, desde pequeños, nos enseñaran y acostumbraran a hablar en público. Ya sea en una reunión de trabajo o en un viaje en ascensor con el vecino del quinto, delante de una o de cien personas, saber expresarse de manera efectiva y perder el miedo a hacerlo es fundamental en nuestro día a día, trabajemos en lo que trabajemos, pero más aún si hablamos de comunicación.