Y eso de la comunicación, ¿qué es?

Nos pasamos el día escribiendo sobre productos y servicios, o hablando con periodistas, clientes y compañeros sobre los beneficios de las marcas con las que trabajamos. Se nos da muyLeer Más

Y eso de la comunicación, ¿qué es?

Nos pasamos el día escribiendo sobre productos y servicios, o hablando con periodistas, clientes y compañeros sobre los beneficios de las marcas con las que trabajamos. Se nos da muy bien hacerlo, ¡por cierto!

Sin embargo, cuando salimos de la oficina y hablamos con nuestros amigos y familiares, nos damos cuenta de que no tienen ni idea de a qué nos dedicamos. Unos afirman con rotundidad que nos dedicamos a la publicidad, otros creen que estamos sentados en la redacción de un periódico y otros aseguran que nos pasamos el día de evento en evento. Pero eso de la comunicación, ¿qué es?

¿Por qué se nos da tan bien hablar del trabajo de otros y no del nuestro? Vamos a intentar resumir, de forma muy sencilla (lo que no quiere decir que lo sea), nuestra función y compromiso diario con los clientes.

La base de nuestro trabajo y el objetivo final para el que nos contratan es hacer que nuestro cliente aparezca en los medios de comunicación. ¿Cómo se hace eso? Dirigiendo información precisa a los medios adecuados de la forma más acertada.

Nuestro trabajo no consiste solo en enviar notas de prensa, nosotros somos el link de contacto entre periodistas y empresas, nuestro deber es informar sobre todas las novedades de la empresa, pero al mismo tiempo, debemos estar al día de la actualidad del sector y utilizar los picos de información y los periodos de baja intensidad en medios de forma correcta e inteligente.

Nos pasamos el día buscando nuevos temas en los que nuestros clientes pueden encajar y rastreando oportunidades con otras empresas y medios. Realmente somos muy pesados contándole a todo el mundo lo maravillosos que son nuestros clientes. Nos sumergimos tanto en el producto o servicio y en la actualidad informativa que nos convertimos en expertos en la materia. Sin olvidar que cuadramos agendas de una forma que ni nosotros nos creemos. Resumiendo, creamos contenidos periodísticos de actualidad sobre nuestros clientes.

¿Lo mejor? Como decíamos la semana pasada, nos pasamos el día relacionándonos con gente, con mejores y peores resultados, pero siempre buscamos la mejor forma de que nos conozcan y de que nos escuchen. Queremos hablar tanto como queremos que hablen de nosotros.

El factor humano en la comunicación

Vivimos en una sociedad interconectada, interconectada a la vez que impersonal. La tecnología nos ha dotado de herramientas suficientes como para poder aislarnos del mundo y que todo siga funcionandoLeer Más

El factor humano en la comunicación

Vivimos en una sociedad interconectada, interconectada a la vez que impersonal. La tecnología nos ha dotado de herramientas suficientes como para poder aislarnos del mundo y que todo siga funcionando exactamente igual. Igual o mejor. Esta es la base de las ciudades del futuro o Smart Cities, lograr que la inversión social, el capital humano, las comunicaciones, y las infraestructuras convivan de forma armónica, apoyándose en el uso y la modernización de nuevas tecnologías y dando como resultado una mejor calidad de vida.

Sin embargo, aplicado a la realidad y con el avance de la tecnología, esto se traduce en una reducción drástica de la comunicación personal. Aunque en un principio la idea de Smart City suena muy bien, en eVerythink nos parece fundamental, en plena era digital, no perder el trato humano. Los adelantos tecnológicos son herramientas de gran ayuda para el desarrollo de nuestras actividades o profesiones, pero estas opciones no pueden ni deben cerrar la puerta al contacto personal.

La mala comunicación puede ser un problema realmente grave para cualquier tipo de empresa y se puede presentar en diferentes formas y niveles, desde pequeños malentendidos con el director hasta pérdida de clientes.

Cuando toda la comunicación se reduce a envíos de emails, las instrucciones pueden provocar confusión, resentimiento y frustración. En este sentido la productividad disminuye y se generan pérdidas, en términos de tiempo y de costes. El hecho de ser incomprendido, no escuchado o poco retroalimentado provoca, entre otras cosas, un sentimiento de duda y desconfianza.

Los problemas de mala comunicación pueden afectar incluso las relaciones con los clientes. En nuestro sector, aportar destellos de factor humanos a la comunicación puede ser sinónimo de éxito. En este sentido hacemos una serie de recomendaciones o acciones a tener en cuenta para aportar el valor humano a la comunicación.

  • Personalización: uno de los errores más frecuentes en todas las agencias de comunicación son el envío masivo de correos y convocatorias. Personaliza tu mensaje, trata a los periodistas y clientes como personas y no como robots.
  • Acuérdate siempre: no está bien recurrir a tus contactos solo cuando les necesitas, acuérdate de ellos cuando tengas buenas noticias, regalos o eventos interesantes a los que puedan acudir.
  • Programa reuniones personales, eventos o días especiales periódicamente: esta es la excusa perfecta para reunir a todos en un ambiente distendido. Encuentra un sitio y lugar donde no se hable de trabajo.

La importancia de una buena presentación

  Tras meses de trabajo, es muy probable que tengas que plasmarlo todo en  numerosas diapositivas de Power Point. Y aquí es cuando llega el momento crítico lleno de preguntasLeer Más

La importancia de una buena presentación

 

Tras meses de trabajo, es muy probable que tengas que plasmarlo todo en  numerosas diapositivas de Power Point. Y aquí es cuando llega el momento crítico lleno de preguntas e incertidumbres. ¿Mi presentación es atractiva? ¿Incluyo más texto que imágenes? ¿Sólo imágenes? ¿Y animaciones? ¿Qué hago?

Pequeños y grandes negocios se encontrarán con esta problemática cada vez que quieran presentar un producto, una estrategia o, incluso, dar una conferencia. ¿Qué tiene que tener tu presentación? Sigue leyendo y tendrás las claves.

En primer lugar, una presentación no solo consiste en ponerla “bonita”. Además de atractiva, debe seguir una línea corporativa, pues tu presentación representa a tu empresa. Si tu objetivo es vender, la presentación será lo último que recordará tu público y si les resulta atractiva y efectiva, tendrás más posibilidades de ganar un nuevo cliente. Si por el contrario, no tienes en cuenta la marca y el diseño, es posible que tu trabajo sea en balde.

Cada slide o diapositiva debe contar con la imagen de la marca, es decir, mismo diseño, mismo fondo, misma fuente, mismo color. Si vas a incluir el logo de tu compañía en cada una de las slides, este deberá estar situado exactamente en el mismo lugar y con el mismo tamaño.  Todo debe seguir una correlación y no parecer que en cada paso de diapositiva estemos ante una nueva presentación completamente diferente.

Por otro lado, huye del uso del Word Art y de las infinitas animaciones y sonidos que proporciona este programa. Es importante que atraigas la atención de tu audiencia, pero siempre con coherencia y en su justa medida. Pero si no es estrictamente necesario, evítalas.

Además, te recomendamos que uses menos texto y más imágenes, pues te ayudarán a apoyar tu discurso, mejorarlo y enriquecerlo. Y por supuesto, captar la atención del público.

Si sigues todas estas recomendaciones habrás triunfado. Conseguirás que tu audiencia te recuerde, conectarás con ellos emocionalmente, podrás posicionarte y distinguirte de la competencia, e, incluso, que tu audiencia te recomiende a otros clientes.

Con estos sencillos consejos, ¡no se te resistirá ninguna diapositiva en blanco!

Cinco cosas que ya no existen gracias a internet y los smartphones

En un capítulo de la famosa serie de televisión “Cómo conocí a vuestra madre” uno de los personajes, Barney Stinson le dice a Ted Mosby: “¿Qué esperas? ¿Conocer a unaLeer Más

Cinco cosas que ya no existen gracias a internet y los smartphones

En un capítulo de la famosa serie de televisión “Cómo conocí a vuestra madre” uno de los personajes, Barney Stinson le dice a Ted Mosby: “¿Qué esperas? ¿Conocer a una atractiva agente de viajes mientras lees el periódico en una librería? Todas esas cosas han dejado de existir.”

Si bien el personaje interpretado por Neil Patrick Harris exagera, no se puede negar que desde que existen Skyscanner, Kindle y periódicos online muchas personas hemos dejado de ir a agencias de viajes o de comprar periódicos y libros en formato físico. La transformación digital ha creado muchos nuevos modelos de negocio y formas de relacionarnos los unos con los otros, pero también han eliminado muchos otros. A continuación enumeramos cinco cosas que han caído en desuso desde que contamos con smartphones y con internet.

  • El walkman y el diskman. Durante los años 80 y 90, tener un walkman era la mejor opción para poder escuchar música en los viajes o haciendo deporte, y los poseedores de diskman provocaban miradas de envidia. Sin embargo, la llegada de los mp3, de las plataformas de música como Spotify o Tidal y de los smartphones relegaron a los antiguos reproductores de música al fondo de un cajón.
  • Las libretas de ahorros. Hace no tantos años, no era extraño que frente a un cajero se formaran colas de personas que querían actualizar su libreta para estar al corriente de sus últimos movimientos o para comprobar si se les había ingresado la nómina. Hoy, y hasta el rumoreado día en el que deje de existir el dinero físico, la mayoría de la gente que utiliza los cajeros lo hace para sacar efectivo, y pocos clientes de entidades bancarias son capaces de recordar el lugar exacto donde vieron su libreta por última vez. ¿La mía? Creo que está en el mismo cajón que mi antiguo walkman.
  • Las enciclopedias. La Larousse, la Espasa, la Salvat, la Planeta… una casa no era una casa si no tenía una gran enciclopedia a la que la familia acudía cuando surgía una duda académica, tanto en Educación Primaria (o EGB) como en Doctorado. Cayeron en desuso cuando los ordenadores domésticos se popularizaron, ya que muchos incluían el programa Encarta, la enciclopedia virtual de Microsoft que agilizaba la búsqueda de información y suponía un ahorro tanto de espacio como de dinero (¡aunque la primera versión costaba cerca de 350!) Finalmente, Encarta también cayó en el olvido ante el auge de Wikipedia y Google.
  • Los videoclubs. ¿Recordáis la rabia que daba cuando por fin podías alquilar esa película por la que habíais esperado tanto tiempo y el usuario anterior no la había rebobinado? Esta sensación hoy en día ha evolucionado a la frustración sentida ante un anuncio a mitad de una película, un sonido o unos subtítulos mal sincronizados, o una conexión lenta que no nos permite ver a gusto el último capítulo de Juego de Tronos.
  • Las linternas en casa. En mi casa el mayor temor era que se fuera la luz y que nadie encontrara la linterna para poder ir hasta el cuadro de luces sin peligro de chocarse con nada ni de caerse por las escaleras. Hoy, gracias a la linterna que incluyen casi todos los smartphones el único miedo es que salten los plomos y que ninguno de nosotros tenga batería en el móvil.