Comunicación de crisis: al caloret de Rita Barberá y qué hacer o no cuando un político mete la pata


Rita-post

En España, 2015 es año electoral. Sí, sí, ya sé que lo sabéis y que ahora mismo estáis pensando “pues vaya forma de empezar un post, a estos de eVerythink se les están acabando las ideas y ya escriben sobre la primera tontería que se les ocurre”. En parte, tenéis razón pero en nuestra vocación de ofrecer un servicio público, os estamos avisando. En los próximos meses cada vez que abras el periódico, pongas un telediario o enciendas la radio para oír las noticias, te estarás arriesgando a sufrir una sobreexposición de noticias políticas, inauguraciones varias del partido en el gobierno y críticas variadas de los de la oposición.

Se aproximan tiempos convulsos en los que las intervenciones de nuestros políticos serán  analizadas por periodistas, sociólogos, psicólogos y distintos expertos en busca de matices, gestos, intenciones… Detrás de cada palabra simple, habrá mil interpretaciones en busca de posibles significados ocultos según el partido y la tendencia de cada medio, buscando favorecer o perjudicar al candidato en cuestión.

Sin embargo, hay veces que no es necesaria esta ayuda extra y los mismos políticos se meten en un jardín del que no pueden salir. Muchos han sido los miembros de distintos gobiernos que no se han percatado de que el micrófono seguía abierto y han dicho algo inconveniente, por poner sólo un ejemplo.

La metedura de pata más reciente y que está en boca de todos ha sido el discurso de Rita Barberá con motivo de la Cridá. La mezcla de castellano y valenciano, la invención de palabras y algunos errores encadenados con pausas ha puesto a la alcaldesa valenciana en el candelero y ha desencadenado una lluvia de comentarios y hasta un hashtag propio.

Aunque no pasa de anécdota, lo cierto es que el ejemplo caloret podía servir de ejemplo de comunicación de crisis política. La idea es clara: tras un suceso más o menos desastroso, se realizan diversas acciones de comunicación para paliar sus efectos. Estas acciones se pueden englobar en dos grandes tipos: defensivas y acomodaticias.

Las primeras es la que usan los políticos en su mayoría y consiste en negar, justificarse, minimizar el error o incluso atacar a los acusadores.  Entre las acciones del segundo tipo tenemos el conformarse y dejar que pase el chaparrón, el pedir disculpas sin justificaciones o el tomar medidas correctivas.

Los expertos en comunicación de crisis política aconsejan no guardar nunca silencio ni tratar de ocultarse, actuar con humildad y transparencia, reconocer los errores y pedir disculpas. Si no se trata de un tema grave, también recomiendan echar mano del sentido del humor y reírse de uno mismo para quitar hierro al asunto.

En resumen, poner en práctica lo que nuestros políticos rara vez hacen. Hay ejemplos de todos los colores y no se trata de humillar aquí a nadie así que recurriremos una vez más a Rita Barberá quien optó por una mezcla de todos los consejos: primero guardo silencio, luego pidió disculpas justificándose al decir que se había quedado en blanco y después zanjó el tema. En el aspecto positivo, admitió su error y recurrió al humor adjudicándose la paternidad de algunos nuevos vocablos.

Ejemplos de comunicación de crisis política hay muchas. Según escribo estas líneas, salta la noticia de Celia Villalobos y su Candy Crush durante el debate sobre el estado de la nación. Y de aquí a las elecciones nos quedan muchas minicrisis más.