La vida social ya no es tener amigos y salir de cañas, sino ver cuántos likes consigues en una foto de tus redes sociales. Los cambios no siempre son evolución positiva, pero desde luego hay que entenderlos y, en relaciones públicas, aprender de ellos, observarlos e incorporarlos a estrategias y campañas.
Todos queremos gustar y los clientes no son una excepción. En redes sociales hemos visto cómo la preocupación del “número” se cambiaba por la de la “participación”. Tener miles de fans iba perdiendo importancia frente a tenerlos de calidad, y eso se traducía en activos: daban a like, comentaban, compartían… De unos cambios de algoritmos a esta parte hemos visto cómo esas cifras disminuyen y la pregunta se pone sobre la mesa con preocupación, asombro y desconfianza. ¿Por qué mis fans ya no participan? ¿Qué pasa en mis redes que no consigo gustar? Los usuarios también se hacen “mayores” dentro de las redes sociales y cada vez gestionan más marcas, siguen a más perfiles. Pero, sobre todo, han hecho de las redes una fuente de información y no de interacción.
Ese paso ha dado lugar a que consumamos redes como hacíamos antes con los medios. Es decir, que lo leemos, lo registramos (o marcamos la página) y cuando encaja en nuestra vida -tenemos una necesidad de compra, nos pregunta un amigo- recuperamos esa información. Así que la respuesta es sí, tus fans siguen viendo tu información, siguen teniendo interés por ti, pero ya eres parte de su mapa de información. Tener fans fieles y a largo plazo es como el amor… Después de media vida juntos ya no te digo a diario que te quiero, pero no dudes que lo pienso.